De los demás vemos y aumentamos los defectos y anulamos cualidades...
Somos, nunca mejor dicho: de ver demasiado...
La convivencia ideal es más un sueño, que una realidad...
Algo nos dice, que podemos estar equivocados con la idea personal, que tenemos de los demás...
Los gustos ajenos y los nuestros crean distancias, pero si los sabemos, es una forma sencilla de ganarnos a quien sea...
Es importante meterse en la piel de los otros, sondear los deseos, tener memoria para ser detallistas, sabiendo si el otro prefiere la leche caliente o fría...
Los otros igual a nosotros tienen sus horas bajas, sus buenos y malos días...
La buena convivencia además de paciencia, requiere que salgamos de nosotros, para hacerse capaz de comprender a ese, que a lo mejor no podemos ver...
Hay que recordar: las palabras pueden herir y desunir, pero también pueden curar y unir...