Dejaremos que nazcan las estrellas, esperaremos que amanezca y será el silencio quien nos acompañe para que se diluyan todas las penas. Dejaremos de andar los senderos inciertos, para volver a los valles de la infancia, dónde se asoman estrellas que iluminan nuestras huellas. Huellas que se quedarán con la luz del amanecer y veremos con claridad, que volviendo a renacer se puede alcanzar la felicidad. La felicidad escondida, que en la vida nunca llegó a nuestro ser.
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