Levanta el pensamiento sobre las pequeñas cosas de cada día y escucha el silencio del corazón. Encuentra la respuesta a todas las cosas, que duermen en el silencio y que esperan ser sacadas a la luz. Hay que dar un camino a las ilusiones, que al fin de al cabo son los frutos del corazón. No es importante lo que queda detrás tuyo ni lo que queda ante ti. Comparalo con lo que llevas dentro de ti.
De vez en cuando hay que prescindir de argumentos, volverse suave y así sin más, comunicarlo...
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