Uno se plantea hacer algo grande con su vida, pero pronto comprueba que es uno más en las calles de la gran ciudad y entonces nos damos cuenta, que el sueño de ser o hacer algo grande se desvanece, mientras en nosotros crece algo muy diferente: la pequeñez.
Aunque caminemos junto a los demás, nuestra pequeñez se niega a crecer. Todo y así llevamos con nosotros el querer ser y hacer algo grande y si es grandioso, mejor. En contraposición, uno puede ser un punto invisible con conexión a otros puntos invisibles, cuyas luces intermitentes se conectan con nuestra mente. Mejor ser invisibles pero felices porque: la felicidad es algo grande, aunque nadie nos vea en las calles de la gran ciudad.
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