No hay asomo de arrogancia en el paisaje, dónde los árboles son los mejores confidentes de nuestra mente y de tanto pasar por el mismo camino él es un amigo que nos lleva a la libertad de avanzar...
Nada cambia de lugar, pero aún sin cambios; los árboles se visten y se desvisten como modelos expertos...
Nosotros, también formamos parte de ese paisaje pero lo nuestro es llevar un equipaje muy fuera de lugar...
A veces es la inquietud y otras un problema y pasamos por el paisaje sin entender la muda conversación del camino, que nos lleva...
Los árboles, aún sin voz nos cantan cada día una canción nueva...
Cómo no estamos conectados a las emociones, no somos espectadores de: los sonidos, aromas y colores...
Lo nuestro es ir a lo nuestro, que es siempre lo opuesto a la sensibilidad...
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