Íbamos sin rumbo fijo, hacia lo incierto de un paisaje que, a cada momento seducía mas..
Íbamos hacia las altas montañas, donde el cielo casi araña las cumbres..
Íbamos en la ignorancia total y con la emoción a flor de piel..
En esa carretera de montaña no había vuelta atrás..
Bajo la densa penumbra de la vagetación , un río saltaba de piedra en piedra...
Mi mayor deseo era, tocar esa agua, pero había que seguir por el insinuante misterio de la carretera...
Lo que más sorprendía era que; siendo de día se había hecho negra noche y mientras el coche subía y subía, no se veía el final, ni siquiera un pedazo de cielo se hacia visible...
Un letrero avisaba del nombre de un pueblo...
Nuestra salvación, parecía estar cerca, nada menos que: cien kilómetros de vueltas...
De llegar, llegamos a una pequeña aldea con tres casas , pero con una vista espectacular de montes y horizontes , estábamos más cerca del cielo que de la tierra...
Pero hay que ser realista , no se puedes saciar la sed solo contemplando horizonte... Bajamos del coche para sacar fotos y dejamos la admiración para otro momento , porque nos venia una tormenta...
Dejamos atrás los horizontes y comprobamos que , el hogar es más asequible que los esos horizontes difíciles de alcanzar.
Íbamos hacia las altas montañas, donde el cielo casi araña las cumbres..
Íbamos en la ignorancia total y con la emoción a flor de piel..
En esa carretera de montaña no había vuelta atrás..
Bajo la densa penumbra de la vagetación , un río saltaba de piedra en piedra...
Mi mayor deseo era, tocar esa agua, pero había que seguir por el insinuante misterio de la carretera...
Lo que más sorprendía era que; siendo de día se había hecho negra noche y mientras el coche subía y subía, no se veía el final, ni siquiera un pedazo de cielo se hacia visible...
Un letrero avisaba del nombre de un pueblo...
Nuestra salvación, parecía estar cerca, nada menos que: cien kilómetros de vueltas...
De llegar, llegamos a una pequeña aldea con tres casas , pero con una vista espectacular de montes y horizontes , estábamos más cerca del cielo que de la tierra...
Pero hay que ser realista , no se puedes saciar la sed solo contemplando horizonte... Bajamos del coche para sacar fotos y dejamos la admiración para otro momento , porque nos venia una tormenta...
Dejamos atrás los horizontes y comprobamos que , el hogar es más asequible que los esos horizontes difíciles de alcanzar.
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