De las piedras del camino se aprenden muchas lecciones...
Tropezar una y otra vez refuerza nuestra ansia de superación, porque nadie quiere quedarse por ahí tirado...
Lo nuestro no es alcanzar la meta, lo nuestro es un constante huir de las tormentas, de la oscuridad...
Es por eso que, cada vez que tropezamos nos urge levantarnos para seguir caminando, aunque sintamos el dolor de las heridas...
Lo nuestro no es: una carrera contra reloj, más bien es: un paseo por la jungla humanizada de las grandes ciudades...
No hay reposo en el camino, ni cansancio que nos pueda y sin darnos cuenta cada paso nos acerca a nuestra estrella...
De las múltiples estrellas colgadas del oscuro azul etéreo, está la nuestra, esperando a que dejemos caminos y peligros...
Sin tener alas, volaremos hacia lo insondable y entonces comprenderemos: lo que ahora no sabemos...
Caer es humano...
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