Era demasiado temprano y mientras todo esperaba, nosotros aún en la cama...
Afuera nos esperaban las nubes cargadas de agua y en el buzón una carta urgente...
A veces es demasiado temprano y otras, demasiado tarde...
En este caso, nos pusimos a soñar despiertos y las nubes se cansaron de esperar y empezó a llover.
La carta se mojó y las letras se borraron...
Hay que usar la ligereza del cuerpo y la mente y ser diligente, porque casi nada admite la espera...
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