Los grandes y pequeños retos de la vida se resuelven mejor si estamos risueños y anulamos la tensión...
Una botella, que se resiste y no se abre, ese montón de gente esperando en el salón y nosotros luchando con el tapón y ahí entramos en el desierto del desaliento, donde la sabiduría no nos da energía...
La fuerza no nos vale en las pequeñas luchas de cada día. Lo único posible es la delicadeza y eso es lo que necesita esa botella...
No parece ser, que sea la fuerza lo que necesitamos, sino más bien la comprensión ante los pequeños y grandes retos de la vida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario