Gotas de felicidad

Los chaparrones que nos puedan caer, son imprevisibles...
Además de los chaparrones también hay lluvias maravillosas que, nos pasan desapercibidas...
Esas lluvias (las maravillosas) contienen gotas de optimismo y alegría y un sinfín de cosas buenas, pero como siempre llevamos el paraguas  del inconformismo, esas gotas de felicidad caen sobre nosotros sin que nos demos cuenta...
La lluvia maravillosa de, no pocos acontecimientos buenos, nos resbala, la ignoramos...Quizás somos demasiado exigentes o precavidos...
Somos la especie más rara del planeta, los únicos que,llevamos el paraguas de nuestras convicciones y seguridades...
Hay que dejarse empapar de lo bueno y lo no tan bueno...
Hay que aprender ha ser todo terreno, para poder andar libremente bajo todas las lluvias que nos puedan caer...

Una solución eficaz

De las múltiples soluciones caseras, la más eficaz es, la del azúcar...
El azúcar quita el sabor amargo, después de una caminata suprime el cansancio, levanta el ánimo y de paso te enseña que, la dulzura de carácter hace verdaderos milagros...
Una palabra fuera de lugar o subida de tono puede hacer que, los nervios nos lleven al infierno de lo incomprensible...
Como solución sólo hay; la dulzura que habita en nosotros...
He comprobado que los niños no atienden a los gritos, ni al mal humor. Con ellos hay que usar la receta de la comprensión y añadir una buena dosis de dulzura...
He comprobado que esta receta es válida también para los adultos...
La receta del azúcar, no falla...
Compruébalo...

Las dos caras de la moneda

 Todos tenemos anverso y reverso...
A menudo volteamos nuestra existencia, según las circunstancias...
Somos, nunca mejor dicho: una moneda...
Monedas las hay de gran valor, otras carecen de él...
La vida nos cambia continuamente...
Es lamentable ser comparado con una simple moneda...

Absoluta complicidad

Lo estaba esperando, me había dicho que vendría a las ocho de la tarde y mi nieto de trece años es muy puntual...
Cuando sonó el timbre de la puerta, ya supe que era él...
Llegaba cargado de libros para estudiar en mi casa, e iba a estar conmigo todo el fin de semana...
Sin embargo (y eso que nunca hago planes) tenia un montón de planes para hacer con él...
Lo primero que hicimos fue comernos las fresas de mi pesadilla, después nos fuimos a buscar sensaciones del mundo exterior...
Los libros de estudio se quedaron, no se si fastidiados, pero nadie los tocó...
Mi nieto intercambio una mirada complice conmigo cómo diciendo: "mañana empezaremos con las lecciones"...
A la mañana siguiente hacia un día maravilloso y era una pena quedarse en casa, así que nos fuimos otra vez al mundo exterior...
Y nos dejamos seducir por las músicas y los aromas...
Volvimos cargados de compras y los libros en cuestión, aún estaban sin tocar...
Después de comer, los libros hicieron acto de presencia...
Reír, nos reímos mucho...
Eso de estudiar, estudiamos los dos...
Eso de estudiar era la excusa perfecta del chiquillo, para estar en mi casa y para mi era la perfecta excusa para eludir las tareas caseras...
El fin de semana pasó como un soplo y suerte tuvimos de estar juntos, pues yo, aprendí y él, también .

Palabras

Las palabras tienden a hacerse invisibles...
En las bibliotecas hay gran cantidad de libros, repletos de palabras olvidadas y es que, la palabra se evapora fácilmente...
En nuestro mundo, sobran las palabras, faltan silencios y miradas, faltan sonrisas, de faltar nos faltan muchas cosas, lo que nos sobra son: palabras vacías...

Tus ojos

Una mirada tan sólo son mil palabras, pues los ojos tienen fama de hablar...
Si pudiésemos navegar en ese mar de profundo misterio de los ojos, sería cómo penetrar al fondo del pensamiento...
Si pudiésemos llegar al laberinto secreto del hombre, nos sorprendería la magia de un desorden completo...
El mar en calma de unos ojos pueden esconder el caos...
Mejor quedarse en la superficie...

Fin de semana con pesadilla

Cómo cada fin de semana a la misma hora, me llegan un montón de fresas...No vienen solas, me las traen...
La verdad es que: ya no las puedo ni ver y sólo de pensar en que habré de limpiarlas pues...
Este fin de semana he cambiado de táctica, me he mirado las fresas en cuestión, una y otra vez y al final les he dicho "ahí os quedáis"...
Al cabo de varios minutos, ya estaba con ellas (con las fresas, claro) aseándolas como es debido...
He decido que: hoy esas fresas van a recibir su castigo, no las pienso ni probar...
Y no es que las haya probado, es que me he comido un montón, como podéis ver mi táctica ha fallado...
Cada fin de semana la pesadilla de las fresas me estropean los planes, aunque todo hay que decirlo: no me gusta hacer planes, me gusta tomármelo todo tal y como viene...
No sé porque me quejo, porque ahora mismo tengo todo el día por delante y hoy sera un día apasionante, como todos los días de mi vida...