El silencio se estremece entre los verdes álamos y la sensibilidad de los árboles les hace capaces de captar el mensaje que el silencio da...
Nosotros, aún siendo humanos, somos hijos del silencio y aunque a veces captemos su mensaje, no hacemos uso de la sensibilidad y aquí podemos ver, que los álamos y los humanos casi somos hermanos, moradores de un mismo paisaje...
No hay comentarios:
Publicar un comentario