No hay palabras ni silencios. Y nos quedamos absortos contemplando nuestro vacío, mientras el horizonte nos habla. Lo suyo no son palabras es, susurro de blancas olas...
Nuestra palabra se pierde como un eco evaporado, mientras el horizonte nos hace ver, que sólo somos humanos y no entendemos el idioma de las altas montañas, ni el de las blancas olas...
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