En lo alto de la colina, bajo las nubes y el cielo edificamos una mansión... La mente la construyo sin pensar en los cimientos y aún sin ellos la fue llenando de sueños...
Por los grandes ventanales entraban todos los vientos, que eran los pensamientos ajemos...
Mientras la casa iba creciendo, nosotros fuimos empequeñeciendo...
A menudo perdemos la noción de nuestro lugar personal construyendo castillos, cuando nos van los lugares sencillos...
No se trata tanto descansar de todos los caminos, sino más bien maravillarse del sinuoso camino de la colina, ese que cada día nos lleva a la rutina...
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