La prisa es la secuencia más vivida de la existencia humana es la, que borra la sonrisa y anula la primera caricia del día...
Con las primeras luces del amanecer, resulta curioso ver el espectáculo de la flexibilidad corporal de muchos humanos, hombres y mujeres por igual...
En las primeras horas del día, con el sueño en las pupilas nadie es capaz de ver maravillas y los colores del amanecer pasan de puntillas, como si fuesen la cosa más sencilla...
En realidad, los humanos no están a esas horas para mirar o contemplar. A esas horas el pensamiento se queda con la idea de; la puntualidad...
El atardecer, nos ofrece una secuencia distinta: los que antes corrían ahora vuelven arrastrando los pies y la maravilla del atardecer nadie la ve...
La flexibilidad es tan solo un recuerdo, lo único, que se desea es llegar al hogar y en muchos casos no para descansar, sino para cansarse más...
Con las primeras luces del amanecer, resulta curioso ver el espectáculo de la flexibilidad corporal de muchos humanos, hombres y mujeres por igual...
En las primeras horas del día, con el sueño en las pupilas nadie es capaz de ver maravillas y los colores del amanecer pasan de puntillas, como si fuesen la cosa más sencilla...
En realidad, los humanos no están a esas horas para mirar o contemplar. A esas horas el pensamiento se queda con la idea de; la puntualidad...
El atardecer, nos ofrece una secuencia distinta: los que antes corrían ahora vuelven arrastrando los pies y la maravilla del atardecer nadie la ve...
La flexibilidad es tan solo un recuerdo, lo único, que se desea es llegar al hogar y en muchos casos no para descansar, sino para cansarse más...
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