En el tibio amanecer el azul era como un sueño, en dónde buscabas el inexplorado placer de los sueños...
El azul, titubeante emergía a cada instante del horizonte lejano, mientras buscabas el roce y el goce de la calidez de una mano...
El azul callaba, callaba la lejanía, solo el silencio te daba el espejismo de una cercanía...
Y mientras las gotas de una mansa lluvia te cubrían, tus lágrimas derramaban el ansia contenida...
Como cada amanecer, tu mirada buscaba esa otra mirada...
Tu barca varada esperaba, sin comprender nada. Ella solo quería hacerse a la mar y llegar a los sueños, hechos realidad...
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