Te sorprendió la armonía de aquel tibio amanecer, pero te sorprendió más permanecer en tu propia realidad...
Los colores navegaban en las nubes y en el mar, mientras tú eras un barco a punto de naufragar...
La armonía de ese día, era solo inmensidad de olas y en esa lejanía, tú buscabas una isla en dónde poder soñar, para huir de la propia realidad...
No huyas de ti, acéptate...
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