Dónde todo calla, el alma vacila...
Las ramas del árbol van dejando caer una mansa lluvia de flores, que impregnan a nuestro ser de suaves caricias y aromas...
El árbol, atado a la tierra nos da su dádiva...
Los humanos más que dar, guardamos y amontonamos para ser halagados o encumbrados...
Dónde todo calla, no habrías de vacilar en regalar las flores de tus palabras, sin que te importen los nombres de los hombres...
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