Al atardecer los rostros humanos delatan los signos de cansancio y de cansancios los hay de gran variedad...
Esos signos de cansancio, que deseamos sean invisibles, se hacen tangibles...
El peor de los cansancios es el que llevamos en el interior...
Los niños son diferentes, siguen siendo niños a cualquier hora y sus cansancios son leves e incluso lo utilizan para hacer volar la imaginación...
Lo que los adultos no vemos, los niños si ven y no se les pasa por alto contemplar el rostro cansado y somnoliento de los mayores, verlos empequeñecidos y asequibles...
Los niños tienen la intuición muy acusada y saben, que cada mañana papá y mamá se levantan con aires marciales y en contraposición, al atardecer papá y mamá están derrotados de tan cansados...
Esos signos de cansancio, que deseamos sean invisibles, se hacen tangibles...
El peor de los cansancios es el que llevamos en el interior...
Los niños son diferentes, siguen siendo niños a cualquier hora y sus cansancios son leves e incluso lo utilizan para hacer volar la imaginación...
Lo que los adultos no vemos, los niños si ven y no se les pasa por alto contemplar el rostro cansado y somnoliento de los mayores, verlos empequeñecidos y asequibles...
Los niños tienen la intuición muy acusada y saben, que cada mañana papá y mamá se levantan con aires marciales y en contraposición, al atardecer papá y mamá están derrotados de tan cansados...
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