Bajo el manto de mil brillantes estrellas y envueltos en la brisa, el retorno al hogar se hace sin prisa , saboreando la íntima felicidad de ese beso en la mejilla . Y esa cena sencilla, dónde sobran las palabras y sólo cuenta la mirada, que es un preámbulo de ese amor, que se adivina...
Apagamos las luces lentamente y nos hacemos conscientes de la profunda emoción, que nos domina...
En la alcoba en penumbra nos espera ese duende: el amor .Y el amor es siempre el preámbulo de algo mejor...
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