A plena luz es difícil desnudar el corazón, las palabras se quedan a mitad de camino o se camuflan de mil formas...
Las conclusiones que nacen en nosotros cuando nos comunicamos con el corazón en la mano nos lleva a conclusiones inexactas, por culpa de ese temor que, aun siendo humano, no concuerda con el ansia de diálogo...
Hace falta; un lugar acogedor y una luz indirecta, para decir lo que atesoramos y guardamos en nuestro interior...
A media luz, en ese remanso de la media oscuridad, la simplicidad es fácil y de ahí surge la complicidad de nuestras ideas y las ajenas...
Y en este juego, no se trata tanto, de ganar o de perder, se trata tan solo de: dar y recibir; sin sobresaltos ni prisas, hasta llegar al fondo de lo que somos y de lo que es el otro...
Mientras el libro de nuestra vida se va abriendo, veremos que: nada es inconfesable, porque todo es humano...
Necesitas llegar al fondo de tu silencio y dar voz a tus anhelos y sueños, sufrimientos y miedos...
Todos necesitamos esa media luz de acogedora armonía, para desprendernos de la tiranía de nuestro interior...
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