Muchas veces llegamos tarde a los sitios, por no mirar la hora, cuando sabemos que, los minutos vuelan...
Nos perdemos el principio de la película e incluso, el final...
Llegamos tarde al concierto, cuando las luces ya se han apagado y encima, nos sentimos desorientados en la oscuridad...
Buscamos, un lugar vacío para nuestro cuerpo...
Conservar la compostura en medio del bosque tenebroso de la oscuridad, puede ser muy peligroso y más si añadimos todos los ojos que nos miran...
Cuando, por fin nos acoplamos a la butaca, nos parece como si, la butaca no se acoplara a nosotros...
La música nos llega como un eco porque: la mente está fuera de lugar, o sea donde no tiene que estar...
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