Quedé encantada con la proposición de organizar una merienda para mi nieta y tres amigas del colegio...
Me puse a pensar en los pequeños detalles, esos que hacen la felicidad de los niños...
Compré globos de colores, llené cuencos con flores, bolsas con caramelos de distintos sabores, incluso elegí una música suave, hice bocadillos, preparé mil juegos ...
Contemplé la perfección cuando en realidad ya estaba extenuada y sin duda no estaba preparada para lo que me esperaba...
Cuando sonó el timbre de la puerta, puse mi mejor cara y abrí sin prisas...
Y ahí, en el umbral estaba mi nieta con sus cuatro amigas, lo que no vi fue que, tras ellas venían los veinte niños de la clase...
La manada compacta de niños entró en mi casa...
Ni siquiera una flor aguantó el paso del huracán...
En los detalles nadie se fijó, los bocadillos volaron y la música enmudeció...
El caos se agrandó hasta el infinito...
Pero todo y así yo me reí (que remedio) y ellos se rieron, solo cuando se fueron pude contemplar en toda su dimensión el verdadero valor de la paz del hogar...
Si con los niños hay que tener paciencia, los adultos, la necesitamos más...
Me puse a pensar en los pequeños detalles, esos que hacen la felicidad de los niños...
Compré globos de colores, llené cuencos con flores, bolsas con caramelos de distintos sabores, incluso elegí una música suave, hice bocadillos, preparé mil juegos ...
Contemplé la perfección cuando en realidad ya estaba extenuada y sin duda no estaba preparada para lo que me esperaba...
Cuando sonó el timbre de la puerta, puse mi mejor cara y abrí sin prisas...
Y ahí, en el umbral estaba mi nieta con sus cuatro amigas, lo que no vi fue que, tras ellas venían los veinte niños de la clase...
La manada compacta de niños entró en mi casa...
Ni siquiera una flor aguantó el paso del huracán...
En los detalles nadie se fijó, los bocadillos volaron y la música enmudeció...
El caos se agrandó hasta el infinito...
Pero todo y así yo me reí (que remedio) y ellos se rieron, solo cuando se fueron pude contemplar en toda su dimensión el verdadero valor de la paz del hogar...
Si con los niños hay que tener paciencia, los adultos, la necesitamos más...
Y aquello que en ese momento nos parece un gran problema...con el tiempo nos damos cuenta que son las historias más divertidas . Porque con el tiempo todo , absolutamente todo queda reducido a una anécdota que recordar .
ResponderEliminarFelicidades por compartir tus recuerdos !
Yolanda.