Con sus hojas polvorientas y las raíces secas, el árbol intentará sobrevivir como pueda...
Su silenciosa armonía de verde y oro, intuye esa lenta agonía que, quizás le espera...
No sé, si los árboles piensan, pero me atrevería a decir que, en sus hojas se hacen posibles las palabras...
El ser humano, muere una y mil veces, en las distintas etapas de su vida y mil veces vuelve a renacer, allí donde el destino lo lleva...
La fortaleza nos lleva a lo insospechado...
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