Cuando todo se nos viene abajo y nos sentimos fracasados, nuestra vida carece de sentido...
Las lágrimas quedan sumergidas en lo profundo del corazón...
Llorar, ¿para qué?
Sufrir, lacerarnos, violentarnos, pero dejarnos caer como niños, pues no...
La piedra que está al borde del camino, a veces llora, su llanto es tan silencioso que, el oído humano no lo percibe...
La piedra llora su soledad, se siente inútil...
Nosotros somos hombres y mujeres de carne y hueso, con muchos más problemas que la simple piedra...
Hemos de llorar, tenemos que llorar...
Las lágrimas, curan heridas, nos humanizan y de paso limpian los ojos...
Hay que aprender a llorar, por lo que somos y fuimos, para poder aceptar lo que nos venga...
No hay comentarios:
Publicar un comentario