Iban cayendo gota a gota y su goteo era una extraña sensación que, no le dejaba pegar ojo...
Ya no sabia cual podría ser la postura adecuada y al fin decidió mantenerse despierto...
Las gotas en cuestión no eran sino; palabras y más palabras, desgranando una extraña letanía...
Eran palabras de amor que enlazaban con otras repletas de preocupaciones y sinsabores...
Eran, al fin y al cabo un goteo de realidades y sueños...
Palabras y más palabras, cayendo una tras otra y lo peor era que, no había forma de cerrar aquel grifo que, no cesaba de gotear...
Era más de medianoche cuando, el silencio hizo acto de presencia, una presencia excitante y confusa...
En la mente humana hay un goteo constante de recuerdos y evocaciones, de rostros y voces que, nos mantienen en vilo,,,
El sueño es muy sensible ante el interminable goteo de nuestro interior y aunque cambiemos de postura, me temo: no vamos a poder dormir...
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