Era casi un niño y sus ojos me miraban desde la página del diario de la mañana,
haciendo caso omiso a las balas perdidas, que sobre él silbaban...
haciendo caso omiso a las balas perdidas, que sobre él silbaban...
Entrando en la angustia de la muerte, no quiero ni pensar lo que soñaba,
pero en su cuerpo inerte dos blancas palomas se posaban...
Y allí quedó el chiquillo y en el silencio de una guerra injusta
nadie le lloraba...
De cara a las estrellas se ha dormido, envuelto en la luz de la alborada...
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