La charca azul

Miró la charca azulada, donde el cielo se metía y en esa agua estancada las nubes blancas corrían...
Pasar de largo, fue su primer pensamiento, pero después decidió hundir la mano en ese cielo azul y rozar esas nubes de blancos destellos...
El agua se estremeció al roce de aquel contacto humano, pero guardó silencio, saboreando a su manera la caricia de aquel ejecutivo que, parecía ignorarlo todo de la vida...
Por un instante creyó haber tomado en sus manos un pedazo de cielo e incluso sintió el tacto algodonoso de una nube y sonrió feliz al pensar que podría llevarse el azul de la bóveda celeste...
La charca había adquirido el color de la tierra y la mano del ejecutivo por más que removió el fondo, no halló ni un pedazo de cielo ni tan siquiera una nube...
Mejor dejar las cosas como están, sin remover el fondo de los acontecimientos...
Los espejismos suelen dar desagradables sorpresas...
Muy en el fondo está el desencanto de lo que no esperamos...