Su felicidad era pequeña, muy pequeña, pero era tan suya que nadie sabia de ella...
El amanecer le traía el sonido de las horas, desde el lejano campanario, envueltas en la canción de las aves...
Después, el sonido de pasos ligeros y las risas, bajo su balcón, de los niños camino de la escuela...
Un poco más tarde, el ronroneo inconfundible de la escoba sobre la acera...Después: el silencio...
El aroma del café recién hecho metiéndose en la alcoba es la señal inequívoca de que, el bar de la esquina está ya abierto...
Y como colofón para aquella, su pequeña felicidad, la luz va formando arabescos en el techo y las paredes de la alcoba, deslizándose hasta su lecho...
Entonces es, hora de levantarse, con el corazón lleno de aquella felicidad que cada día recibe.Imposible de compartir con nadie, la gente se reiría de esa insulsa felicidad...
Moraleja:
Se feliz, con la pequeña felicidad, la grande, puede no llegar nunca...
El amanecer le traía el sonido de las horas, desde el lejano campanario, envueltas en la canción de las aves...
Después, el sonido de pasos ligeros y las risas, bajo su balcón, de los niños camino de la escuela...
Un poco más tarde, el ronroneo inconfundible de la escoba sobre la acera...Después: el silencio...
El aroma del café recién hecho metiéndose en la alcoba es la señal inequívoca de que, el bar de la esquina está ya abierto...
Y como colofón para aquella, su pequeña felicidad, la luz va formando arabescos en el techo y las paredes de la alcoba, deslizándose hasta su lecho...
Entonces es, hora de levantarse, con el corazón lleno de aquella felicidad que cada día recibe.Imposible de compartir con nadie, la gente se reiría de esa insulsa felicidad...
Moraleja:
Se feliz, con la pequeña felicidad, la grande, puede no llegar nunca...
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