Mientras todos dormían, las estrellas, eran en la bóveda celeste unos puntos estáticos resplandecientes...
Y tú, dando vueltas una y otra vez en la cama, sin pegar ojo...
Lo tuyo era un insomnio con miles de pensamientos, que, como rio desbordado anegan la mente, ideas peregrinas, evocaciones lejanas, ansias contenidas y otros problemas personales...
Sin embargo, ahí afuera, las estrellas no dejan de brillar y la noche tiene cadencias de inusitada paz...
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