Los pies del ser humano son muy delicados, pero en contraste con su delicadeza aguantan largas caminatas y sostienen todo el cuerpo, que pesa lo suyo...Sin embargo, ellos (los pies) no tienen nada que ver con nuestra entrada en un lugar de trabajo, donde quizás, por parentesco o enchufe entramos con laurel incluido...
Entrar con buen pie en los sitios nos puede abrir muchas puertas, pero desde siempre hay prioridades con los hijos, primos y demás parentela...
Hoy es indispensable saber manejar el ordenador, saber idiomas y sobre todo ir a la última en el vestir y todo ello sazonado con cosméticos de última generación...La simpatía es un detalle mimio, aunque se sea una arpía da igual, lo que cuenta es la eficiencia, los resultados inmediatos.
Entrar, entraremos en muchos lugares, pero entrar con buen pie es algo que a veces es ajeno a nosotros...Todo depende, "del cristal con que nos miren" y de aquello de: "por la boca muere el pez" quizás sea cierto...
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