Heridos de incomprensión, heridos de tensión, el sufrimiento rebasa nuestra ciencia.
Se necesita: paciencia.
Heridos de incomprensión, heridos de tensión, el sufrimiento rebasa nuestra ciencia.
Se necesita: paciencia.
La vida es una aventura, dónde uno no se puede dormir y hay que trabajar cada día intentando ser feliz. En las sombras del camino hoy nos podemos perder, porque las sombras de la vida nos persiguen por un sendero sin fin. La vida es una aventura dónde habremos de sufrir, siempre buscando un recodo acogedor, dónde poder ser feliz.
Aunque veamos al mundo en continuo movimiento, no vemos demasiado. La brisa y el viento también se mueven y no los vemos. Solo al mirar en profundidad podremos intuir, que en el horizonte hay caminos , en cambio, la profundidad humana solo la podemos alcanzar; con la confianza que nos descubre que aunque estemos lejos unos de otros y seamos distintos, podemos ser amigos. Nuestra mirada tiene dos sentidos. Una relacionada con lo que vemos y la mirada interior, que es la que intuye lo que está escondido eso, que no vemos ni oímos.
La importancia de una circunstancia no es su extensión y superficie, sino su infinita profundidad. El más insignificante acontecimiento alcanza a todos los seres humanos en su infinita profundidad.
Pocas veces volvemos a pasar por ese paisaje, dónde la mirada captó el horizonte, que permanecerá inalterable en la memoria. Sin embargo, lo nuestro es solo pasar sin ver el lugar y lo mismo nos sucede con las personas ,de las que no vemos al ser individual. El corazón no olvida lo que la mirada captó y nuestro ser intuyó. LLevamos en nosotros un cargamento de sensaciones y vayamos dónde vayamos, siempre nos acompañarán.
En cualquier momento, en cualquier lugar, la quietud nos muestra la belleza al natural. Puede que al borde del camino un árbol centenario nos haga levantar los ojos para contemplar su altura y él, atado a la tierra cómo está, nos regala humildemente lo mejor que tiene: el color y el aroma de sus flores...
La quietud no se adapta a nosotros y en el día a día vemos solo a medias la belleza de cuanto nos rodea y no tenemos demasiadas flores en las palabras, sin embargo; todo nos habla, todo nos canta y aún sin palabras recibimos los mejores regalos de la naturaleza estática...
Todo cuanto está en ti, vive.
Vive cuando piensas en ello y vive cuando en ello no piensas; vive de día y vive de noche, cuando duermes y todo cuánto en ti vive si es malo, te hace daño.
Estamos influidos por las leyes de la naturaleza, atrapados por las leyes de la herencia, de la raza y la cultura. Si rompemos estas ataduras llegaremos aprender, que ser joven requiere un largo aprendizaje.
No es dar la mano, ni hablar unos con otros, ni conocer muchas personas. A veces hemos de crear un desierto en nosotros, pero aceptando que vengan los demás a poblarlo y hagan ruido en él.
Quédate en silencio y habla sin palabras,para llegar a comprender el contenido del silencio de otra alma...
El eco de las voces humanas es tan potente, que necesitamos urgentemente oír el murmullo de la fuente...
Déjate llevar por las circunstancias de cada día y que te conviertan en: persona sencilla, amable y siempre abierta a realidades nuevas.
Para nosotro mismos somos un libro abierto, o eso creemos y nos miramos en el espejo de los acontecimientos, sin darnos cuenta que en nuestra mente hay lagunas profundas, dónde se anulan los ecos de las palabras y se evaporan los sentimientos. Nos creemos los dueños de nuestra vida, pero por mucho que evoquemos siempre hay una laguna o un desierto, que anulan los recuerdos y por mucho que queramos no podremos evitar el no recordar.
Siempre nos encontraremos con una laguna o un mar, que no nos deja ver lo que dejamos atrás...
La persona ha de buscar lo positivo y olvidar lo desagradable. No siempre hemos de estar recordando los fallos.
Hay que recordar fechas.
Tener delicadezas.
Buscar sorpresas.
Dar buenas noticias.
Hay que usar la capacidad de maravillarse y poner entusiasmo.
En este pozo tan hondo de nuestra vida, las circunstancias se agrandan y nos causan heridas. En el fondo de este pozo hay también luces que brillan y la alegría y el gozo son lo que lo cambian todo y en esa oscuridad del cansancio y la rutina, siempre se puede encontrar la luz de la alegría.
Todos somos un pozo de nostalgias infinitas, dónde mil horizontes no pueden llenar nuestra vida. Lo infinito vive en ti, pero solo lo cercano puedes alcancanzarlo. No podrás alcanzar el sol, pero tú eres otro sol y tienes mucho que hacer: dar calor y dar amor.
El éxito y el fracaso no dependen de los pasos que damos. El éxito depende del cansancio y de las noches en blanco, que es cuando la mente está trabajando. Vale la pena usar el camino positivo de nuestros motivos, porque motivarse es el mejor distintivo del éxito personal.
Respira hondo y llega hasta el fondo de tu ser y busca las letras perdidas de toda tu vida para, que al fin leas, que el sentido de la vida no estaba es sumergirse ni huir, sino en formar parte activa del día a día.
Todo ser humano guarda en lo más profundo la nostalgia de esa capacidad mágica, que estuvo a punto de tener, antes de quedar ahogado bajo la máquina, que tritura toda la poesia. En algunos momentos de la vida, el muro que hemos construido, cae y podemos ver la belleza y los tesoros.
Tienes una oculta tensión, entre lo que eres y lo que quieres ser, entre lo realizado y lo que está por realizar y has de empezar siempre lo nuevo, sobrepasar tus fronteras y sentir, que aun te queda mucho por hacer. Sientes la aspiración y la limitación. Aspiras a un mar sin orillas y cada comienzo es una nueva búsqueda.
Los pensamientos son invisibles y al mismo tiempo son audibles y vivimos el misterio de una conversación que se realiza en nuestro corazón.